Volar fuera del pantano


Cuentan que una vez cierto pájaro vivía en las ramas de un árbol a orillas de un pantano y se había acostumbrado de tal manera a estar allí, que solo comía gusanos y larvas del fango, por lo que sus alas se hallaban entumecidas por el desuso, hasta que un día un gran ventarrón sacudió vigorosamente las ramas donde habitaba. Él no se había percatado que aquel árbol tenía ya sus raíces podridas, por lo que se derrumbó y fue a dar al fango. Esta situación lo hizo pensar rápidamente que iba a morir y en un deseo repentino de salvarse, comenzó a aletear con fuerza para emprender el vuelo, lo cual le costó mucho trabajo pues había olvidado como volar, pero enfrentando el dolor de sus rígidas alas, logró levantarse para cruzar el ancho cielo, dispuesto al fin a superar las dificultades que representaban abrirse a nuevos horizontes.

Habiendo vencido los obstáculos que atravesaba, descubrió que las plumas de sus alas recobraban el brillo perdido y que en él despertaban sus capacidades dormidas, que podía planear por nuevos espacios llenos de grandes oportunidades y que  finalmente vivir la experiencia de encontrar un bosque fértil y hermoso donde iniciar una nueva vida.

Si sientes que la vida no tiene sentido y que te agobian los problemas, recuerda que éstos son como vendavales que sacuden tu ser y que te obligan a agitar tus alas y a elevan el vuelo en busca de nuevas posibilidades para resolver las dificultades.

Nunca es tarde, no importa lo que se haya vivido, no importa cuántos errores se han cometido, no importa cuántas oportunidades se han dejado pasar, no importa la edad…, pues siempre estarás a tiempo de decir BASTA, para prestar atención a tu llamado interior e ir en busca de tus anhelos más sublimes, es el momento preciso para mover las alas y volar Alto, Alto y fuera del pantano, aunque esto implique abandonar lo apegos que nos impiden crecer y enriquecer nuestra experiencia.

Confía en Dios que él te acompañará y te indicará el camino que debes tomar.

¡Adelante! Despliega tus alas majestuosas y levanta el vuelo hacia las alturas.

Mujer imperfecta

          A lo largo de la historia de la humanidad, la mujer ha desempeñado distintos roles, unas veces reconocidos y en otras escondidos, que muestran nuestras virtudes, capacidades para luchar por lo que deseamos y nuestras destrezas a la hora de trabajar, que nos han permitido escalar posiciones en distintos ámbitos de la ciencia, la política o cualquier otro escenario en el que las mujeres disponemos actuar, todo esto a la par del quehacer hogareño, la crianza de los hijos y el papel de esposa o compañera del hombre, aunado al tiempo que consagra a su aspecto físico y a la atención de su femineidad, lo cual nos convierte en multifacéticas.

           Desde la antigüedad la mujer ha mostrado preocupación por su físico y por el atractivo de su cuerpo, sin que esto le haya impedido el desempeño de actividades de gran trascendencia; así cuenta la historia que la reina egipcia Nefertiti, fue reconocida por su belleza pero también por su significativa intervención en lo político y en lo religioso; otra mencionada por sus atributos y sus cuidados especiales de belleza, fue la reina Cleopatra, cuya figura, está estrechamente ligada a la historia de Egipto. Un sin número de mujeres y en diferentes tiempos se han distinguido por sus especiales atributos, como por los grandes logros alcanzados con su inteligencia y sus habilidades particulares, sin embargo para algunas, la belleza física se ha convertido en una necesidad, en un problema y hasta en una enfermedad, que impide llevar una vida satisfactoria y que sumerge a éstas en un mundo complicado, en una búsqueda permanente de recetas mágicas para corregir defectos o modificar alguna parte del cuerpo con la que no se está conforme, sin medir el riesgo personal, emocional y hasta económico, en aras de una complacencia, que en ocasiones va más allá de lo físico pues tiene raíces en el espíritu o en conflictos no resueltos. Todo esto favorece las industrias cosmetológicas, la aparición de diversos productos que ofrecen resolver los llamados problemas de belleza o los ligados al deterioro del cuerpo, ocasionado por el paso del tiempo.

          Aunque cuidar la apariencia y cultivar la presencia, es sano, no podemos convertirnos en esclavas de la belleza ni aceptar que la misma esté por encima de nuestro equilibrio personal, por lo tanto amémonos con nuestras imperfecciones, consideremos nuestros defectos y virtudes, reconozcamos que nuestra valoración depende más de nuestra actitud y disposición, que de un estereotipo de revista.

Mujeres

          8 de marzo Día Internacional de la Mujer, homenaje que se hace a aquellas que han luchado por su dignidad y el respeto que merecen. Fecha marcada en el calendario para reflexionar sobre la situación actual de la mujer en diferentes partes del mundo y en las bases legislativas que limitan sus derechos y que les impiden tener las mismas oportunidades que los hombres.

          En esta era de modernidad y de grandes avances tecnológicos, científicos y de progreso en muchos aspectos, en pleno siglo XXI, ser mujer y ejercer sus derechos en las mismas condiciones que un hombre resulta una tarea casi imposible en diferentes países mundo, ya que la legislación de algunos de ellos, denigra y limita a la mujer por el simple hecho de serlo, pues sus leyes vigentes violan los derechos humanos de las mujeres en diferentes puntos del planeta.

         Son innumerables los casos a nivel mundial que muestran cuan relegada está la mujer a un plan sumamente inferiores al hombre.

         Al revisar la historia podemos encontrar que muchos de estos comportamientos tienen su origen en épocas muy antiguas de la humanidad y que han sido transmitidos de una generación a otra con sus consecuentes efectos en la sociedad, pudiéndose ver sin embargo como la mujer ha ido evolucionando y logrando en muchos lugares ser tratada con dignidad, cosa que ha costado mucho esfuerzo y trabajo no solo de la mujer sino también de parte de los hombres. Prueba de esto es que existen instituciones y organizaciones que actúan en función de ello, una de ellas es la ONU Mujeres, organización de las Naciones Unidas dedicada a promover la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres.

         Es preciso destacar que así como se reclama igualdad de derechos, trato, consideración y respeto, es importante que esto no signifique en ningún momento un abuso de nuestra condición y una mala interpretación de las leyes que nos amparan y que tanto esfuerzo ha costado. Asumiendo en todo momento que hombres y mujeres hemos de trabajar a la par por una vida que reporte beneficios para todos.

          Por todo esto, un alto reconocimiento a las mujeres luchadoras, de esperanza y de constante quehacer, que dejan huella en el sendero que transitan persiguiendo sueños, que demuestran que la dignidad no se regala ni se vende, que cultivan su espíritu tanto como su cuerpo, que se respetan a sí mismas y que dan al hombre su justo valor. Para todas ellas, bendiciones para que sigan adelante demostrando cuánto valen y cuán necesarias son es esta era convulsionada y de grandes retos por vencer. Felicidades Mujeres

Madres Sobreprotectoras



El concepto de madre está asociado a protección, amparo y cuido, a toda una serie de actitudes que denotan amor y que unido a responsabilidad, compromiso y dedicación, hacen del vínculo madre e hijo, algo hermoso y particular.

Especialistas en psicología consideran que, la función de la madre se ejerce a partir del “maternaje”, término que se define como un conjunto de procesos psico-afectivos que se desarrollan e integran en la mujer en ocasión de su maternidad y que permitirán enfrentar y superar los nuevos desafíos que plantea el desarrollo del niño. Todo esto indica que en la madre existen no solo factores aprendidos de manera consciente sino también, motivaciones inconscientes que determinan su comportamiento. 

Algunas madres convierten su misión, en una labor enfermiza que lejos de beneficiar la formación armónica de la personalidad del nuevo ser, propician la gestación de trastornos de la personalidad, llevando en ocasiones al hijo a convertirse en un individuo inseguro, incapaz para valerse por sí mismo y de enfrentar los retos que la vida representa. Tal es el caso de las madres sobreprotectoras, que mal interpretan su papel, al actuar de forma indebida y hasta malsana, lo que precisa ser revisado para determinar sus causas y atender las consecuencias.

La madres sobreprotectoras están atentas ante la menor adversidad, incluso hay algunas que no dejan jugar a sus hijos con otros niños pretendiendo evitar que se hagan daño, ni les permiten el uso de algunos juguetes, por miedo a que se lastimen, ni ir a paseos donde ellas no están presentes, por temor a algún accidente. Con estas prohibiciones limitan a los hijos en su vida social, privándoles del aprendizaje de las habilidades sociales tan necesarias en la sociedad en la que vivimos, impidiéndoles también compartir y hacer nuevos amigos, como de divertirse y de tener sus propios aprendizajes.

Según la psicóloga clínica, Lisa Firestone, cuando los padres no reconocen que sus hijos son capaces de hacer cosas por sí mimos, los auxilian haciéndoles creer que necesitan más cuidado y atención del que requieren. Las madres que tienden a ignorar que sus hijos deben ser formados para ser personas independientes y dueñas de sus actos suelen convertirse en sobreprotectoras, y según lo describieron Foster W. Cline y Jim en su libro “Ser padres con amor y lógica”, padecen del “síndrome de la mamá helicóptero”.

           La madre helicóptero es aquella que sobrevuela a sus hijos constantemente con el ánimo de buscar lo mejor para ellos pero termina perjudicando su desarrollo integral.

¿Avaricia o codicia?



          La avaricia es la ambición desmedida o aspiración desordenada y excesiva de poseer riquezas para atesorarlas, mientras que  la codicia, es el afán excesivo de dinero, sin necesidad de querer atesorarlo.
 
   A través de la historia de la humanidad,  tanto en las sagradas escrituras como en el devenir de los pueblos, hemos visto como el deseo de poseer fortuna o bienes materiales, han llevado a algunas personas a cometer diversos delitos, a actuar en perjuicio de otros, a cometer actos de violencia, deslealtad y hasta guerras, impulsados por la avaricia y la codicia, sin reparo de las consecuencias; igualmente se han producido eventos capaces de destruir hasta la propia familia, a enfrentar a hijos con padres, hermanos contra hermanos, traicionar amigos, o sea, sin tomar en cuenta  a quien se ocasiona el daño. 

   Cuando se cruza la delgada línea entre lo que significa para un ser humano “cubrir sus necesidades” y alcanzar un cierto grado de confort o comodidad, al que todos tenemos derecho,  para obtener con voraz apetito lo que no es indispensable, y valiéndose de cualquier medio, solo por el hecho o deseo insidioso de “tener cada día más a cualquier costo” aparece la codicia, la cual está considerada como una afección psicosomática, con propósitos también enfermizos , llevando a la persona a pasar por encima de todo aquél que se le interpone, sin importar de quien se trate. Muchos buscan dinero para ganar prestigio social, fama, altas posiciones, o simplemente para llenar una malsana necesidad de tener y acumular de manera insaciable, bajo la creencia de proteger su futuro, pero que su misma ambición no les permite disfrutar lo logrado, pues se vuelven temerosos de perder lo adquirido, desconfiando de todos quienes les rodean, y sus estados de ansiedad no les conceden una vida realmente sana ni en paz.

        La persona avara consagra toda su vida al dinero y deposita toda su fe y esperanza en la riqueza, convirtiéndola en idolatra, hasta convertirse en esclavo de él.

   Es perfectamente válido, luchar para cubrir nuestras necesidades físicas más básicas, como un techo digno, alimento, vestido, locomoción, educación y recreación, como también lo es, practicar el ahorro y la conservación de lo que con esfuerzo se ha alcanzado. Por eso es que es importante descubrir dónde termina la necesidad y el sano deseo de bienestar, y dónde comienza la codicia,  sin llegar al derroche y el despilfarro. Es conveniente, poner en práctica la generosidad y comprender que acumular riquezas no nos asegura el porvenir ni la paz.

  Refranes populares dan ejemplo de la diferencia entre la ambición sana que nos lleva a trabajar para alcanzar lo que deseamos  y convertirnos en avaros y codiciosos, así rezan algunos de ellos: 

          “Guarda el avaro su dinero para que lo derroche el heredero”.
          “Corazón codicioso, no tiene reposo”.
          “Persona con avaricia, puede tenerlo todo menos la felicidad”.

Navidad, Personajes y Tradiciones



La Navidad es una de las celebraciones de mayor valor en el mundo cristiano, en la que se conmemora la llegada de Jesús al mundo.

En muchos países la Navidad constituye una gran fiesta con un despliegue de actividades particulares que se transmiten en el tiempo y que componen las tradiciones navideñas de pueblos y naciones.

En Venezuela, estas festividades tienen características singulares, debido a la influencia de los distintos inmigrantes que vinieron a vivir en nuestra tierra, y que  trajeron consigo, sus costumbres y tradiciones, formando una mixtura con las nuestras, lo cual se percibe en la elaboración de comidas, en las decoraciones de espacios y en las distintas actividades que realizamos en esta época.

Este patrón también se manifiesta en nuestras creencias religiosas, originando la preferencia por determinados actos y la inclinación hacia ciertos personajes asociados a la navidad, entre los que se destacan principalmente: Jesús, María y José  y los Reyes Magos, cuyas imágenes se ven en las exposiciones de pesebres, en decoraciones y en objetos utilizados como regalos.

Dentro de las tradiciones navideñas se encuentra, el enseñar a los niños que un determinado personaje les traerá obsequios solicitados mediante una carta escrita con anterioridad, y que la misma ha de estar dirigida según se les ha inculcado a: el Niño Jesús, a los Reyes Magos o Santa Claus (San Nicolás o Papá Noel); dichas creencias han sido transmitidas de una generación  a otra y complementadas con diversas historietas, que los niños en su inocencia, asumen con expectativas hasta que descubren la verdad y se termina con la magia de los eventos dirigidos a disfrazar la realidad.

Antiguamente  los niños escribían sus cartas a los Reyes Magos, y en ellas referían su actuación durante el año y manifestaban sus aspiraciones; esta práctica recuerda que los Magos trajeron presentes a Jesús. Más tarde y por estas influencias extranjeras, se crea la costumbre de escribir dicha carta con el mismo fin, pero dirigida al Niño Jesús; así también otros conceden a San Nicolás el mismo carácter dadivoso, un personaje que aunque no está ligado al nacimiento de Jesús, la historia lo señala como un ser  de gran generosidad y con gran amor a los pequeños.

Consideremos este legado como una gran riqueza cultural y disfrutemos las Navidades con amor, haciendo de ella un verdadero encuentro entre hombres y mujeres que como hermanos compartimos esta bella patria.